
Por La Noche
Serpenteo
23 de abril de 2013
El aula estaba oscura. Una luz tenue se veía delante del salón, donde unas voces llenaban el ambiente de historias. Todas las personas a mi alrededor estaban en silencio, atentas a cada escena que se formaba en el aire. Cada rostro mostraba un estado diferente, cada cual en su mundo, en sus pensamientos. Cientos de rostros reflejando cientos de personajes y escenas, en un lugar donde el silencio era interrumpido únicamente pero el sonido de la luz tenue.
Mientras miraba cada rostro, intentando interpretar en qué momento de las historias iban, o que personajes eran, un movimiento se escabullía en los rincones del salón. Allí donde más oscuro era y apartado de todo, un serpenteo parecía crecer. Una oscuridad más oscura aun de lo normal, se movía por las alturas, contaminando cada lugar por el que pasaba. Ahora ya no era solo un movimiento, sino un cuerpo amorfo, viscoso que crecía a cada segundo y abarcaba cada pared de aquel lugar.
Pronto se cerró la salida, y la luz tenue se apago. Una voz de delante del salón pidió calma, y sugirió que era el interruptor, así que se levanto para dirigirse a encenderlo, pero un ruido escandaloso de sillas calleándose y un grito desesperante que termino en un agudo y agonizante chillido, quebró toda calma que se podía tener.
El aire parecía más frío y denso. Se escucho otra voz tranquilizando a las masas, pero esta no termino de hablar cuando otro grito agonizante se escucho en la parte trasera del salón. Ahora entre nervios,quejas y llantos todos se empujaban hacia la salida, una inexistente.
Otro grito se escucho en la otra punta del salón, y otro, y otro… así hasta que las personas que intentaban escapar, moviéndose lo más rápido posible entre las sillas y la desesperación, comenzaron a tropezarse con cuerpos inertes o resbalarse en los charcos de sangre.
Pronto el silencio reino, ya no más gritos ni corridas. Todo estaba en calma, con una luz tenue al frente y un serpenteo en las esquinas del salón.